
Sugiro aos visitantes que descarreguem a revista acima, que obtive na internet há anos, descarregando-a de um site magnífico da CEPA, que já não existe. A tradução para o castelhano era de uma generosa senhora que já faleceu, de cujo nome não me lembro (as grandes generosidades são quase sempre anónimas…).
O conteúdo da revista deve ser cuidadosamente lido e apreciado, contendo a partir da página 12, artigos de muito valor, sobre os seguintes homens de ideias:
ALEXANDRE AKSAKOV – UN PIONERO RUSO DEL ESPIRITISMO ADELANTADO A SU TIEMPO
GABRIEL DELANNE (1857-1926) EL CONTINUADOR DEL ESPIRITISMO
LOS EXPERIMENTOS DE ALBERT DE ROCHAS
CHARLES RICHET Y EL NACIMIENTO DE LA METAPSÍQUICA
CAMILLE FLAMMARION, ASTRÓNOMO Y ESPÍRITA
GUSTAVE GELEY(1868-1924)
PAUL GIBIER UN DOCTOR RIGUROSO
RUFINA NOEGGERATH
Alfred Russel Wallace (1823-1913)
VICTORIEN SARDOU – EL ARTISTA ILUSTRADO
ALPHONSE BOUVIER, ESPIRITUALISTA Y HUMANISTA
ARTHUR CONAN DOYLE – EL SHERLOCK HOLMES DEL MÁS ALLÁ
LE DOCTEUR DEMEURE
WILLIAM CROOKES
HENRI REGNAULT – Y EL SECRETO DE LA PERFECTA FELICIDAD
EL CÍRCULO ALLAN KARDEC
Ernest Bozzano (1862-1943)
E outros conteúdos de muito valor!…
El espiritismo antes de Allan Kardec, los precursores
Si bien el campo de investigación espírita referente al mundo de los espíritus encontró su enfoque hace más de 150 años, es evidente que los fenómenos de orden espírita han ocurrido desde los tiempos más lejanos de la historia de la humanidad.
El mundo invisible se adapta a las civilizaciones, las épocas y las comarcas, donde las prácticas se remiten a la magia y las ceremonias revisten el aspecto de cultos.
A ratos se mezclan las almas de los antepasados, los dioses familiares, las intervenciones o fenómenos milagrosos, y el carácter o núcleo científico del hecho manifestado (núcleo que Allan Kardec se esforzó por poner en evidencia) es ahogado por las creencias y la religiosidad que lo envuelven a falta de algo más elaborado y más codificado.
Es pues difícil sintetizar de manera exhaustiva lo que precedió a Allan Kardec.
Sin embargo, es interesante señalar aquí y allá en la historia moderna de los hombres, tentativas de análisis de estas experiencias y hechos espíritas empíricos, por lo menos existe un conjunto de actas, tratados y textos que quieren recolectar y reunir lo vivido al respecto por el hombre, a falta de tener aún el material y la metodología para comprenderlo.
De manera anecdótica, podemos citar la publicación en 1475 en la Suiza alemana, en Burgdorf
específicamente, de un Tractatus de apparitionibus post exitum del teólogo polaco Jacques Junterbuck.
Citemos también un mamotreto de mil páginas publicado en Angers en 1586 por el demonógrafo Pierre Le Loyer y titulado (¡respiren profundo!): Discursos e historias de los espectros, visiones y apariciones de los espíritus, ángeles, demonios y almas, haciéndose visibles a los hombres, dividido en ocho libros, los cuales por las visiones maravillosas y prodigiosas apariciones ocurridas, tanto sagradas como profanas, se manifiesta la certeza de los espectros y visiones de los espíritus, y se entreabren las causas de las diversas clases de apariciones de éstos, sus efectos, sus diferencias y los medios para reconocer los buenos y los malos, y cazar los demonios.
Dos años más tarde apareció en Ruán, de la pluma de Noël Taillepied, doctor en teología (1540-1589)
El moderno precursor del espiritismo fue sin duda alguna el sueco Emmanuel Swedenborg (1688-1772), político, filósofo místico, científico, personaje muy erudito, reconocido por su saber, su mérito y su sabiduría, miembro de la Academia Real de Ciencias de Suecia y ennoblecido por la reina Ulrica.
Preocupado por la noción de Dios, la felicidad eterna y los sufrimientos morales del hombre, E. Swedenborg fue un precursor y un visionario en la medida en que intentó descubrir al Creador escrutando la creación. En una época en que la ciencia llamada moderna daba sus primeros pasos, aportó una dosis de racionalismo calificado de científico e impulsó la transición entre una verdad revelada de manera profética desde hacía siglos y un enfoque razonado de realidades filosóficas y científicas.Abrió la vía hacia esta metodología rigurosa de la observación de los hechos y los testimonios que envolvió de manera notable el conjunto de trabajos adelantados por A. Kardec más de un siglo más tarde.
Su búsqueda y su actuación estaban dirigidas hacia la comprensión progresiva de Dios sobre la base de enseñanzas obtenidas por revelación a través de una mediumnidad surgida en 1745.
Lo que recibió por vidência y escritura le permitió establecer una doctrina que encontro ciertas similitudes con el espiritismo: existencia de un mundo invisible o espiritual que está en permanente correspondência con el mundo natural o material, posibilidad de comunicarse con él, unicidad de Dios.
Entre los espíritus que apoyaron a Allan Kardec en el momento del desarrollo de la tercera evelación, E. Swedenborg fue de los que se comunicó con él y hasta respondió numerosas preguntas de su parte (sesiones en septiembre de 1859).
Reconoció además haber cometido grandes errores en la elaboración de su doctrina, tales como el carácter eterno de las penas o el mundo de los ángeles y de los santos. En su descargo, explicó haber tenido que luchar contra más ignorancia y sobre todo más superstición, en una época donde la impronta religiosa era de las más fuertes, pero donde ya se hacía sentir la emancipación traída por los filósofos de las Luces. Si bien Allan Kardec estuvo plenamente consciente de los aspectos refutables de su doctrina, supo reconocer en él las verdaderas cualidades de aquel hombre y su aporte en las bases del naciente espiritismo:
“A pesar de sus errores de sistema, Swedenborg no deja de ser una de las grandes figuras cuyo recuerdo permanecerá unido a la historia del espiritismo, del que fue uno de los primeros y más celosos promotores”.
(La Revue Spirite – Noviembre de 1859)
Poco tiempo antes del comienzo de los trabajos de Kardec en espiritismo, un acontecimiento mayor fue también origen de un considerable número de hechos y experiencias que marcó en un contexto particular el período de definición del espiritismo.
Se trata de la conocidísima historia de las hermanas Fox, Margaret y Katie, que en 1848 percibían golpecitos y ruidos insólitos en la casita familiar de Hydesville, estado de Nueva York, en los Estados Unidos.
Esos fenómenos eran producto del espíritu de un hombre cuyos restos se encontraron debajo del sótano. Era el antiguo arrendatario, un tal Charles Ryan, asesinado por el vecino. Por este suceso, del que por otra parte la historia humana puede conocer miles, el descubrimiento de un medio de comunicación con los espíritus se apoderó de toda Norteamérica y fue el origen de la considerable atracción hacia esa disciplina.
En 1852, tuvo lugar el primer Congreso Espírita en Cleveland.
Esa moda, un tanto superficial, concordaba sin duda alguna con ese siglo ávido de romanticismo donde sus más ilustres representantes, contemporâneos de Allan Kardec, no escondían sus relaciones con aquel espiritismo naciente:
Charles Nodier,
George Sand,
Gérard de Nerval,
Téophile Gautier,
Victor Hugo,
Honoré de Balzac,
Alfred de Vigny,
Alphonse de Lamartine.
Todos estos místicos, estremecidos por los ideales de las Luces canalizados por la Revolución todavía cercana, habían soñado con una religión hermosa, universal, y con una sociedad fraterna en armonía con la naturaleza y con el espíritu.
Y es dentro de ese contexto nutritivo y fértil que llegó Allan Kardec, o más bien Hippolyte-Léon-Denizard Rivail.